EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

jueves, 9 de enero de 2014

Una respuesta atinada

Sucedió hace poco en cualquier lugar de la tierra.

Un hombre, librepensador que se jactaba por ser ateo, y avergonzar a aquellos que profesan su fe en Dios y en Jesucristo, preguntó cierto día a una niña que amaba al Señor:

Tu Dios ¿es un pequeño o un gran Dios?

La niña, sin advertir que su interlocutor quería ponerla a prueba, lo miró cándidamente de frente, y le respondió: Mi Dios es un Dios pequeño y un Gran Dios.

La respuesta de la niña le causó cierta inquietud, sin embargo pensó que era muy apropiada para argumentar, y así avergonzar también a la niña como lo había hecho con tantos otros.

Asi que el incrédulo replicó: ¿Qué quieres decir?.

Con una inocencia propia de un niño: ¡Oh!, le dijo ella, Él es tan grande que los cielos de los cielos no pueden contenerlo, y al mismo tiempo es tan pequeño que puede habitar aquí, en mi corazón.

¡Que tierna respuesta, y cuanta verdad salieron de los labios de la niña!.

Esta respuesta sorprendió al ateo, quien luego reconoció que tal lección había sido más persuasiva que muchos libros escritos para defender al cristianismo contra los ataques de la incredulidad.

Esta historia nos hace recordar dos grandes verdades acerca de la naturaleza de Dios. La primera DIOS ES INFINITO, no tiene límites.


1Reyes 8:27  Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?

En este versículo, el rey Salomón con toda su sabiduría tiene que reconocer que la grandeza de Dios es tal, que ni los cielos pueden contenerlo. Y esto es tan real que expresa lo contradictorio que es levantar un lugar para que Él habite allí.

En el libro "Único en Majestad" se escribe lo siguiente: "Dios es Infinito. No hay forma de medir o calcular Su grandeza. No está atado a nada y es ilimitado.Ninguna inteligencia creada puede comprenderlo. Su grandeza es inconcebible".

La segunda verdad, es que Dios anhela habitar en tu corazón.


Isaías 57:15  Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

Aquí el profeta Isaías inspirado por el Espíritu afirma que Dios no sólo habita en altos lugares celestiales sino que también mora con aquellos hombres y mujeres que sufren aflicción y en los humildes de espíritu. El apóstol Pablo muchos años después en su epístola a los Efesios lo reafirma:

Efesios 3:17  para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor

Cn relación a la historia cuánta razón tenía Jesús al mencionar lo siguiente con relación a los niños:

Mateo 21:16  y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?

¿Y cuál es tu caso? ¿Habita Dios en tu corazón como en la niña de la historia? ¿O simplemente nunca le has hecho una invitación al respecto?

Queremos decirte que en el artículo hay una gran verdad que surge entre líneas: Que ese Dios el cual ni los cielos pueden contenerle, es Aquel que anhela con todas Sus fuerzas vivir en tu corazón. Si tú no has tenido la experiencia que tuvo aquella niña de tener a Dios en su corazón, y deseas que suceda lo mismo contigo, te invitamos a que tomes la Decisión de las decisiones: invitar a Jesús a tu vida, de la siguiente manera:

"Señor Jesucristo, soy consciente que he pecado contra ti, que vivido mi vida de espaldas a ti y que necesito tu perdón. Creo que moriste por mi en la cruz del calvario para limpiarme de todos mis pecados y concederme salvación eterna. Ahora mismo te invito a que vengas a mi vida. Confió en ti como mi Dios y Salvador personal.

Gracias Señor, por salvarme. Amén"

Si has manifestado esta oración con tus labios queremos decirte que has realizado la mejor decisión de tu vida. Bienvenido ahora eres hijo o hija de Dios!

Que Dios bendiga a ti y familia!

Ps. Félix Jara 

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