EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

domingo, 5 de abril de 2015

Nuestros "peros" delante de Dios

Jonás 1:3  Pero Jonás se levantó para huir a Tarsis, lejos de la presencia del SEÑOR. Y descendiendo a Jope, encontró un barco que iba a Tarsis, pagó el pasaje y entró en él para ir con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del SEÑOR. 

En la meditación de hoy vemos a Jonás actuando en contra de la voluntad de Dios. Desde nuestra cómoda posición, podríamos asumir un rol de juez, censurando su actitud, y hasta etiquetarlo de un hombre desobediente y carente de fe. Pero antes, debemos de analizar el contexto de la historia y de la tarea a la cual había sido llamado por Dios. Los asirios eran un pueblo beligerante y cruel con las naciones vecinas, Israel era uno de ellas. 

Su crueldad era extrema, un comentario afirma lo siguiente: "Los asirios tenían fama de ser extremadamente crueles con las naciones que sometían. La política asiria consistía en exigir el completo sometimiento y la rendición incondicional y perpetua del tributo, a cambio de la vida. Aquellos pueblos que osaban contradecir la voluntad del jefe asirio eran públicamente escarnecidos, sojuzgados y diezmados, llegando incluso a ser aniquilados. Era costumbre pasar a cuchillo ciudades enteras, asesinando a todos sus ocupantes, sean varones, mujeres, jóvenes, niños o ancianos. Quienes sobrevivían a esta durísima represión eran esclavizados y deportados a cualquier parte del imperio para su explotación. Solían torturar a sus víctimas antes de asesinarlas. A los combatientes enemigos les cortaban la lengua, las orejas, la nariz, etc., les sacaban los ojos, los despellejaban, y a continuación los arrastraban por el suelo hasta matarlos....".

De manera que cuando Dios le propone a Jonás el ir a proclamar juicio contra los asirios, al profeta no le pareció una idea atractiva en lo más mínimo. Quizás podría ser razonable su reacción, sin embargo, la palabra "pero" con la cual inicia el versículo choca pues expone a un hombre que deliberadamente hizo lo opuesto de lo que Dios le había mandado. Es una palabra que encierra una actitud de rebeldía que nos hace pensar en discusiones y argumentos. Y nos compromete, pues nos hace recordar la multitud de "peros" en nuestro propio peregrinaje con el Señor.

Si revisamos cuantas veces aparece esta palabra relacionada con el pueblo de Dios nos sorprenderíamos:
  • El Señor le había mandado a Saúl no perdonar a Agag, rey de los amalecitas. "PERO, Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de sus ovejas" (1 Samuel 15.9).
  • Dios mando a los israelitas a que no se unieran en matrimonio con mujeres de otras naciones. "PERO el rey Salomón amó, además de la hija del faraón, a muchas mujeres extranjeras, de Moab, de Amón, de Edom, de Sidón, y heteas" (1 Reyes 11.1).
  • El Señor había instruido a Israel que no oprimiera a la viuda, al huérfano, al extranjero, no al pobre. "PERO no quisieron escuchar sino que volvieron la espalda y se taparon los oídos para no oír" (Zacarías 7.11).
En cada uno de estos ejemplos, y muchos otros que podemos mencionar, se hizo exactamente lo que Dios había dicho que no se hiciera.

Si leemos la historia completa de Jonás, nos daremos cuenta que la Palabra de Dios incomoda, porque siempre nos desafía a cosas que no son fáciles. Necesitamos saber que cada vez que el Señor nos encomienda algo grande, y de trascendencia, por lo general va a incomodarnos. Esto es una constante, y es precisamente esta incomodidad la que moviliza en nosotros la tendencia a interponer nuestros "peros", esa multitud de razones por las cuales nos parece que esta palabra puntual que Dios trae a nuestras vidas no es para nosotros.

La clave es OBEDIENCIA. El Señor anhela bendecirnos abundantemente en toda área de nuestra vida, incluido en el ministerio, pero muchas veces somos nosotros los que limitamos las bendiciones de Dios para nuestras vidas... que NO te contagie el "síndrome de Jonás"... los "PEROS" son señales de un espíritu rebelde...Dios sabe lo que es bueno para ti y sabe todo que lo puedes hacer, y hasta donde puedes llegar, con Su ayuda.  

Que el Dios de toda carne bendiga a ti y familia.

Ps. Félix Jara

(*) Tomado y adaptado de Alza tus Ojos.