EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

lunes, 1 de julio de 2013

El grande amor de Jesús



Hechos 1:3 A éstos también, después de su padecimiento, se presentó vivo con muchas pruebas convincentes, apareciéndoles durante cuarenta días y hablándoles de lo concerniente al reino de Dios.

Esta demora de cuarenta días es la prueba convincente del tierno amor de Cristo por su pequeño rebaño. El había dado su vida por ellos, y ahora le pesaba tanto dejarlos. Aunque ellos lo habían abandonado y habían dudado, su amor hacia ellos no había menguado ni mucho menos terminado.

El se detiene para mirarlos una vez más, y todavía otra vez, como si no quisiera jamás dejar de acompañarlos y bendecirlos. Forma parte de su vida de amor. En toda ocasión se encuentra con ellos sin ofrecerles ni una palabra de reprensión, sin traer a luz ni un solo recuerdo de sus amargos sufrimientos, revelándose a los discípulos con una ternura exquisitamente bella.

¿Y cómo puede partir sin primero haber consolado a María Magdalena? Necesita tardar hasta que Pedro se atreva a acercarse para asegurar su perdón. Tiene que quedarse para reforzar la fe de Tomás. 


Desea acompañarlos hasta que puedan tener la certeza que Él es el mismo tierno y cariñoso Jesús de siempre, ayudándoles en su trabajo, observándoles con compasión, inclinándose a prender fuego para que se calienten y preparando el pescado para su cena, en seguida llamándoles para que vengan a comer. Guy Pearse

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¡Oh, que maravilloso amor de Jesús!, ¿verdad?. Si lo vemos desde esa perspectiva es un amor de valor incalculable. Él no se fue ni los abandonó sin antes dejar a todos afianzados, seguros en Sus promesas, aquellas que les había dado cuando estuvo con ellos en los tres años de discipulado.

Tenía que ser así pues la empresa encomendada era un reto difícil e impostergable. Hoy también los tiempos son difíciles y la obra que Él espera que hagamos demanda esfuerzo y dedicación en el lugar donde nos halla colocado.

Sin embargo, no te preocupes Él no te dejará, pues Jesús quiere afianzarte y fortalecerte, la obra es grande y Su mano poderosa también, ¡sí Él te sostendrá hoy! En tu familia, en el trabajo, en la universidad, en la iglesia, en el ministerio, en el barrio, donde estés. Él nos ha dado un precioso don inefable, el Espíritu Santo, que habita en ti, pues no es con fuerza ni con ejército sino con Su Espíritu.


¡Oh, cuánto nos ama Jesucristo! Y ese amor nos garantiza que siempre permanecerá a nuestro lado hasta el fin del mundo... haz tu también tu parte.

Que el día de hoy Dios derrame bendiciones en tu vida y en la familia hasta que sobreabunde. 

Félix Jara