EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

domingo, 5 de enero de 2014

Influenciamos o nos dejamos influenciar: ¿Cuál es tu realidad?

Cuando cursaba estudios en el Seminario Bíblico, llevando el curso de Historia de las Misiones, recuerdo nos dieron la tarea de leer las vidas de hombres y mujeres que habían dedicado por completo sus vidas a las misiones. Uno de ellos fue Adoniram Judson (1788-1850) hombre dotado de una mente brillante quien un niño hijo precoz. A los 3 años había aprendido a leer, cuando llegó a los 12 años de edad podía traducir al griego, por si fuera poco fue aceptado en la Universidad Brown cuando sólo tenía 16.

Su madre le enseño a leer un capítulo entero de la Biblia cada día, antes de que él cumpliese los cuatro años de edad. Su padre, pastor muy instruido, le inculcó el deseo ardiente de tratar de alcanzar siempre la perfección en todo lo que hiciera, llegando a superar a cualquiera de sus compañeros de clase. Esa norma llegó a ser parte de su vida.

Mientras cursaba estudios en dicha Universidad se hizo muy amigo de Jacob Eames, un confeso ateo que cuestionaba las enseñanzas y los milagros en la Biblia. En el año 1807 Judson se graduó como el mejor alumno de su clase teniendo la oportunidad de pronunciar el discurso de despedida de su promoción, estaba tan inlfuenciado por Eames que en ese discurso negó su fe en Cristo. Esto originó mucho dolor en su padre, y en su madre lágrimas y amonestaciones que lo acompañaron siempre, después que abandonó el hogar paterno.

Mucho después, de haber logrado prestigio y haber "ganado el mundo", en uno de sus viajes se alojó en un hotel de una villa. Todo la noche fue perturbado por el gemido de un hombre en el cuarto de al lado. A la mañana siguiente, se acercó al hotelero a preguntar por el enfermo que no lo había dejado dormir toda la noche, cual no sería su sorpresa al enterarse que ese hombre había muerto en la madrugada, y que su nombre era Jacob Eames.

Su vida sufrió un cambio drástico desde ese instante. La asombrosa coincidencia (para nosotros "Diosicendia") de estar cerca de su amigo en el punto de su muerte dejó a Adoniram pasmado. Tuvo que examinar su vida y procurar el perdón de Dios por haber negado su fe tanto tiempo.

Desde ese momento empezó a vivir para el Señor dedicándose solemnemente a Él y a la predicación de la Palabra. Casado ya con Anne Hasseltine, quien compartía con él la carga misionera, guiados por el Señor se embarcaron con rumbo a la India en el año 1812 para hacer misiones. De ahí pasaron al país budista de Birmania, nación que se había declarado impermeable a la evangelización cristiana.

Al final de su vida, Judson pudo mirar atrás al ministerio que Dios le había permitido desarrollar habiendo sembrado muchas iglesias e influenciando a miles de personas para que conocer el evangelio de la buenas nuevas en Jesucristo. En el año de su muerte habían en Birmania 63 iglesias y más de 7,000 bautizados los cuales eran dirigidos por un número total de 163 misioneros, pastores y auxiliares.

Hay muchas enseñanzas que podemos sacar de la vida de Judson, pero nos quedamos con dos.

La primera es que no permitas que el sistema, las amistades y las circunstancias influencien en tu vida la cual Dios ha apartado para grandes cosas relacionadas a Su Reino, pues Él te ha llamado a un propósito especial. Sé como el joven Daniel de la Biblia que no se dejó contaminar por el Sistema.


En el libro de Jeremías, Dios mismo le dice al profeta que no se convierta a los demás, sino que sean ellos los llamados a convertirse a él. Es decir, que no se vuelva como ellos ni que asuma sus malas costumbres las cuales son contrarias a Su voluntad y enseñanzas.

Jeremías 15:19-20 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. 

La segunda enseñanza que se destaca en la vida de este hombre, es que cuando eligas a un hombre por esposo o a una mujer por esposa, debe de ser alguien que comparta tu fe cristiana, un siervo o sierva que ame al Señor y que sea obediente a Su Palabra . Estoy plenamente seguro que esa persona será de mucha bendición para ti y para tus hijos. Una persona que no busque ser feliz contigo sino que busque hacerte feliz. Un hombre o una mujer que ame primero a Dios, porque si ama primero a Dios, te respetará, amará y cuidará.  

Que no sea sólo un compañero (a) de vida, sino un Compañero (a) del Alma; alguien que agregue, y que no reste a tu vida, que multiplique, y que no divida tu vida.


En el libro de Amós, Dios le dice al profeta:

Amós 3:3  ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?

Bueno, ha quedado "mucha tinta en el tintero", en algún momento y si Dios lo permite, estaremos hablando más de la vida de este gran hombre: Adoniram Judson.

Ah, y no te olvides de contar esta hermosa historia a tu esposa e hijos, estarás Sembrando buena semilla en sus corazones, y a su tiempo recogerás buena cosecha.

Que el Dios de toda carne bendiga a ti y familia.

Ps. Félix Jara

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