EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

sábado, 16 de agosto de 2014

No ajustes las amarras... Él ya lo hizo


Hace unos años se proyectó una película en donde la historia se desarrollaba en un pequeño pueblo en donde la afición común era el alpinismo.

Durante todo el filme un padre, lleno de amor, trataba de hacer llegar desde muy lejos en una nevera un hígado que sería trasplantado a su hijo menor, el cual había sufrido un accidente al escalar una montaña.

El jovencito tenía una hermana la cual sufría mucho pues se creía culpable de la caída de su hermano. Durante un dialogo entre estos tres personajes se cruzaron las siguientes palabras:

Hermana mayor: "Siento que haya sido mi culpa, no sé que pudo haber pasado ya que yo siempre le había revisado los amarres y nunca se había caído".

Padre: "Hija, yo siempre los revisaba después que tú los hacías, y esta vez lo hice nuevamente, quizás cometí algún error".

Hijo menor: "Papá, no te culpes, porque yo después que tu revisaste las amarras las zafé y las hice nuevamente para demostrar que solo era suficientemente capaz para lograrlo".

La historia nos recuerda que Dios, como nuestro Padre por excelencia, tiene un plan especial para nuestras vidas. Cada detalle, cada momento, cada circunstancia están diseñados por Él para que los sueños que tiene para nosotros se cumplan... y cuidado son los mejores planes para ti.

El profeta Jeremías en el libro que lleva su propio nombre, expresa el deseo que hay en el corazón de Dios por su pueblo:

"Sé muy bien lo que tengo planeado para ustedes, dice el Señor, son planes para su bienestar, no para su mal. Son planes de darles un futuro y una esperanza."
Jeremías 29:11

Y este deseo no solo era para su pueblo de ese entonces: Israel, sino también para su pueblo redimido hoy por la sangre del CORDERO: JESUCRISTO, porque somos linaje escogido, nación santa, real sacerdocio.

Sin embargo, nosotros muchas veces, nos resistimos a que esos buenos planes de Dios se cumplan en nuestras vidas, y a veces "zafamos las amarras de seguridad" que Él ha asegurado con Sus propias manos, a fin que no suframos caídas ni accidentes en la vida.

Pero ¿por qué somos así? porque nos consideramos autosuficientes o enteramente capaces para manejar solos nuestras vidas... CRASO ERROR!.

Sabes que el hecho de confiar en nuestras propias fuerzas y capacidades, sin tener en cuenta el poder y la sabiduría de Dios en nuestras vidas es insensatez, es locura. El hombre o la mujer que dejan de lado a Dios han perdido lucidez y se engañan ellos mismos.

El mismo profeta expresa una gran verdad que redunda en favor del hombre en bendición cuando aprende a confiar en Dios para él y para con los suyos.

"Bendito (dichoso, feliz, bienaventurado) el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en él"
Jeremías 17:7

Por esto, desde aquí te aconsejamos que ya no sigas cayendo de alto de la montaña... para ya!. No sea que sufras traumatismos más graves en tu vida, y que ya no haya remedio para tu curación. Recuerda que Dios ya ha asegurado las amarras de tu vida, además que sin Él nada podemos hacer, confía en el Señor. Aprende a confiar en Dios, obedece y permanece en Él.

"Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.
Juan 15:5

Que el Dios de toda carne para el cual nada es IMPOSIBLE, bendiga a ti y familia.

Ps. Félix Jara

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