EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

viernes, 29 de junio de 2012

JONATÁN: NECESITAMOS LA MANO DE UN AMIGO

1Tesalonicenses 5:11  Por tanto, alentaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo. 

1 Samuel 23:16  Un día, Jonatán, el hijo de Saúl, fue a ver a David enHores, y a darle ánimo fortaleciendo su confianza en Dios. 

En la vida podemos vivir momentos de felicidad o momentos aciagos de amargura y tristeza. Pero es en los momentos de dolor en los que como hermanos en la fe y compañeros de milicia debemos de estar atentos y dispuestos a levantar y sostener a aquellos que están sufriendo. 

Es en los momentos de soledad y desesperanza cuando una mano extendida es valiosa y se convierte en la extensión de Dios para la vida del sufriente. 

Hagamos que no sea cierta aquella frase que se dice de los cristianos que "es el único ejercito que deja a sus heridos abandonados en el campo de batalla". Que nunca más se diga eso. En todo caso no estaríamos cumpliendo con unos de los mayores mandamientos. Y recordemos que los mandamientos de Dios no son invitaciones, son órdenes y principios de vida que debemos de cumplir.

Es verdad, Cuánta necesidad hay en nuestras iglesias de que se levanten gente como Jonatán que éste dispuesta a pagar el precio de la amistad. Gente cuya una razón de vida sea animar y fortalecer al amigo caído o amigo que necesita de apoyo moral y espiritual. 

El problema es que a veces estamos sumergidos en la vorágine del crecimiento y no nos preocupamos en el "amigo" enfermo, o en el "amigo" que ya no asiste al culto, ni de hacer discipulado. Los programas y el FODA han ganado terreno en la vida eclesial, que lástima. Gracias a Dios por aquellas que han entendido TODO EL MENSAJE de la Gran Comisión.

Ps. Félix Jara

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