EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

jueves, 20 de octubre de 2011

El síndrome de la toronja en el matrimonio

El síndrome de la toronja. Hace muchos años atrás una mujer llamada Lola Walters contó una experiencia que ocurrió en su matrimonio.

Esta fue su historia real:
Mi esposo y yo llevábamos casi dos años de casados, el tiempo suficiente para darme cuenta de que era un hombre normal y no un caballero andante, cuando leí un artículo en el que se recomendaba que las parejas hablaran periódicamente de los hábitos que encontraran molestos en el otro. Se lo comenté a mi esposo, y accedió a hacer la prueba.

Según recuerdo, debíamos mencionar cinco cosas de nuestra pareja que nos parecieran irritantes, y comencé yo. A más de 50 años de distancia, sólo recuerdo mi primera queja: las toronjas. Le dije que no me agradaba su modo de comer toronjas. Las pelaba y se las comía como si fueran naranjas. ¿Cómo podía una mujer pasarse la vida viendo a su marido comer toronjas de esa manera? Aunque he olvidado el resto de mis quejas, estoy segura de que no eran muy distintas.

Cuando terminé, le llegó el turno a él. Aún conservo la imagen de su rostro joven y bien parecido, frunciendo el entrecejo y mirándome pensativo con sus grandes ojos de color azul acero, me dijo: "A decir verdad, no se me ocurre nada que no me guste de ti, amor mío".

Los ojos se me llenaron de lágrimas. Yo le había reclamado cosas tan triviales como su manera de comer toronjas, mientras que él no había reparado en ninguno de mis hábitos molestos.

Ojalá pudiera decir que esto me curó del vicio de encontrar fallas en los demás, pero no fue así. De lo que pude tomar conciencia desde esa etapa de matrimonio fue de que maridos y mujeres necesitan mantener en perspectiva  las pequeñas diferencias que existen entre sus hábitos y personalidades. Cada vez que oigo hablar de la incompatibilidad de las parejas, o del tema de la intolerancia en el matrimonio, me pregunto si no estarán sufriendo el síndrome de la toronja.

Esta historia real nos anima a que no debemos de enfocarnos en los defectos de nuestras parejas que muchas veces resultan triviales. Creemos que es una tendencia muy común en el ser humano. Sin embargo, debemos de recordar que Dios nos ha hecho diferentes. Que no hay en el mundo ser idéntico a nosotros pues el Dios nos ha hecho SERES ÚNICOS.


No pretendamos cambiar a nuestras parejas con quejas o reclamos o la fuerza ... existen otras maneras. La comunicación es una herramienta importante en el matrimonio, sin embargo muy poco utilizada por nosotros, pero aun ésta debe de hacerse con un elemento vital: EL AMOR.

Somos seres distintos, venimos de familias diferentes, con costumbres diferentes, formas de pensamiento diferenteS, perspectivas diferentes, cosmovisión diferente, profesiones diferentes, cultura diferente, entre tantas otras cosas. La comunicación es básica en el matrimonio, sin embargo no la aplicamos en nuestra relación de pareja, siendo la causa principal de separación y divorcio en todos nuestros países.

Enfócate en lo bueno de tu pareja, si es posible, resalta dicha virtud delante de los demás; y no menciones delante de ellos ANTE OTROS lo que no te agrada de él o de ella.... cuando se hace resulta denigrante para tu pareja... y dice mal de tu persona. Ya sabes, enfócate en lo bueno de tu pareja... ah, una cosa, cuando se presente la oportunidad de manifestarle lo que te desagrada de su conducta, no lo hagas con desprecio, hazlo con amor, y porque no... con el afán de ayudarlo o ayudarla a corregir..

Gen 2:24  Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. 

Prov 15:1  La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.

Ya sabes no te dejes contagiar por este virus que se ha convertido ya en una pandemia en nuestros hogares, ¡Cuidado con el Síndrome de la Toronja!. 

Que nuestro Padre Celestial bendiga a ti, tu matrimonio y familia. 

Ps. FELIX Y ELIZABETH JARA

1 comentario:

Anónimo dijo...

El articulo es muy bueno y bastante cierto; muchas veces los problemas empiezan con cosas insignificantes. Estemos agarrados del Senor y pidamos sabiduria para hacer los que debemos hacer, no lo que quisieramos hacer.