EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

domingo, 16 de octubre de 2011

Dwight L. Moody: el hombre que sabía orar



Dwight Lyman Moody nació el 5 de febrero de 1837 en Northfield, condado de Franklin, Massachusetts. Fue el sexto de nueve hermanos en una familia de labradores cuya una condición era muy humilde. Su vida de niño fue dura pues muy pronto vivió la ausencia de su padre cuando esté falleció dejando a siete hijos y a su madre embarazada de dos gemelos. 


Los acreedores les embargaron sus pertenencias inclusive hasta de la leña que usaban para el frío. En tal situación su madre se constituyó en un ejemplo de perseverancia, fortaleza de amor a Dios para con todos sus hijos.Cuando tenía diecisiete años salió del hogar para vivir en Boston trabajando en la zapatería de un tío suyo. 


Fue llevado a los pies de Jesucristo por el que fue después su maestro de Escuela Dominical, Eduardo Kimball, quien en obediencia a la voz de Dios, se le acercó y habló del amor de Jesucristo en un rincón de la zapatería. 


Tan drástico fue el cambio que Dios operó en él, que empezó a tener un gran amor por los necesitados buscando a niños para la Escuela Dominical. Antes de finalizar el primer año de este esfuerzo el promedio de asistencia era de seiscientos alumnos divididos en ochenta clases pasando luego a mil, y hasta a veces, a mil quinientos.

A los veinticuatro años, Moody abandonó la meta que en un principio se había trazado, ser uno de los comerciantes más prósperos de la época, decidiéndose entregarse  totalmente al servicio de Dios y dejando un buen empleo con un salario fabuloso para la época.

Al empezar la Guerra Civil instaló una carpa con el fin de realizar cultos para los soldados la cual luego se convirtió en un templo. Para cuando finalizó la guerra Moody había celebrado mil quinientos cultos habiendo derrochado una fortaleza y energía inconfundibles pues estaba en todos los lugares animando, exhortando, orando y regocijándose por la oportunidad que Dios le daba al trabajar y cosechar almas en medio de la guerra.

Moody desarrollaba su obra ministerial en la ciudad de Chicago. Pero en el año 1871 un pavoroso incendio que duró cuatro días, asoló la ciudad, consumiendo inclusive el templo de Moody, el Farwell Hall. Tuvo que viajar a Nueva York a fin de buscar recursos para financiar un templo provisional. Ahí tuvo una experiencia que marcó un hito en su vida espiritual y en su ministerio: la llenura del Espíritu Santo para su vida. El la había estado buscando cada día, en todo tiempo, clamando a Dios por esta experiencia.

El templo provisional se construyó, y un evidente avivamiento empezó en la ciudad de Chicago, habían cultos de día y de noche durante algunos meses y con multitudes llegando a los pies de Jesucristo. 


Moody fue invitado a predicar en muchas ciudades de Inglaterra, Irlanda y Escocia, inclusive en la universidades de Oxford y Cambridge, en donde miles de personas pasaban de muerte a vida. También estuvo en muchas ciudades de Estados Unidos, Canadá y México exponiendo el mensaje del Evangelio.



Moody estaba convencido de que los hombres de Dios que habían sido llamados a la predicación debían de estar preparados e instruidos por eso fundó tres escuelas, el Instituto Bíblico de Chicago, el Seminario Northfield y la Escuela de Monte Hermón.

En el amanecer del 22 de diciembre de 1899, a las seis de la mañana, Dwight Moody dejó esta tierra para estar por la eternidad con su Señor.

ENSEÑANZAS PARA EL SIGLO XXI

Es impresionante como  un hombre puede cambiar sus metas y planes que, en cierto modo pueden ser válidos, por la convicción del llamado de Dios a una vida de servicio completo aun dejando buenas perspectivas de lucro. Ese hombre fue Dwighy Moody que prácticamente enterró sus más genuinas aspiraciones de fama y dinero para cumplir con el llamado que Dios le había hecho.

Otro aspecto importante en su vida fue definitivamente su vida de oración. Se cuenta que Moody una hora antes de los cultos se escondía debajo de una escalera para orar. En el libro que tuve la oportunidad de leer, al autor trata de explicar el poder que había en Moody de esta manera: "... Con todo, habiéndolo conocido íntimamente, quiero testificar que Moody era más grande como intercesor que como predicador. Al enfrentar obstáculos aparentemente invencibles, él sabía vencer todas las dificultades. Sabía, y creía desde lo más profundo de su alma, que no había nada demasiadamente difícil que Dios no pudiese hacer, y que la oración podía conseguir todo lo que Dios pudiese realizar"

Realmente fue un hombre que fundamentó su vida en la oración, la comunión con Dios y en el obrar del Espíritu Santo en su vida!.

Aquellos que hemos sido llamados al ministerio ¡Cuanto necesitamos dedicarnos a la oración y a la intercesión!, pero en una acción incesante y con humillación y desprovistos de toda soberbia, pues la Palabra dice que al hombre humilde Dios lo enaltecerá. 

1Pe 5:6 Humillaos,  pues,  bajo la poderosa mano de Dios,  para que él os exalte cuando fuere tiempo;... 




Algunos de ellos no saben doblar rodillas delante del Señor, y han orado -por años- sentados o parados, y así les han enseñado a su cuerpo de pastores, al parecer les cuesta entender que para entrar al Trono de la Gracia hay que hacerlo con reverencia y humillación.... tu me entiendes. La iglesia debería de orar porque primeramente cambien de actitud. 

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