EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

domingo, 23 de octubre de 2011

Carta de Lucas al hombre del Siglo XXI

Mi nombre es Lucas, soy griego de nacimiento, y nativo de Antioquía. Yo viví cuando el Imperio Romano tenía amplio dominio del mundo entonces conocido. Soy de profesión médico y tuve la oportunidad de estudiar en una Universidad griega en la ciudad de Tarso, en mis tiempos era una de las mejores universidades del mundo conocido. 

Me gusta mucho leer y aprender cosas nuevas. Soy extremadamente detallista, pues tomo en cuenta los hechos que me suceden y trato de discernirlos buscando el  sentido y la explicación a las cosas que me ocurren. Creo que esto se lo debo a mi profesión, pues como médico debo de ser muy analítico en mis apreciaciones. 

Me agrada viajar y conocer nuevas tierras y culturas, dicen que soy buen amigo, fiel y leal, y siempre estoy dispuesto a ayudar a aquellos que se encuentran en necesidad.

Yo fui muy amigo de Pablo, al que antes se le llamaba Saulo de Tarso, lo conocí en Antioquía de Siria allá por el año 51 d.C. Ya había oído de él en Tarso, pues como dije yo estudiaba medicina en esa ciudad, pero nuestra relación no era de amigos. En ese entonces él pertenecía a una secta conocida como los “fariseos” cuyos integrantes eran judíos, ellos se creían exclusivos, a tal punto que todo aquel que no era judío le llamaban “gentil”, palabra que significa algo así como pagano o enemigo, en otras palabras gente despreciable.

Después de mucho tiempo tuve la oportunidad de conocerlo personalmente. Sin embargo, quedé sumamente impresionado, no era el hombre que por aquí se le conocía... era otro hombre! No era el Saulo del cual me habían hablado... incluso ya no le llamaban Saulo! ahora todos lo conocían como Pablo. 

Qué había pasado con él? Lo que más me impresionó fue como hablaba de Jesucristo, si bien no había estado junto a Él por la manera en que me hablaba era como si hubiera caminado con Él todo el tiempo.

Me contó como en una oportunidad -camino a Damasco- se cayó del caballo, y escuchó  una voz que le decía: "Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?... ¡era el mismo Jesús que le estaba hablando!. Pablo tenía permiso expreso del Sanedrín e iba dispuesto a capturar a los seguidores de Jesucristo. ¡Que encuentro más precioso!, ¡El  mismo Jesucristo en persona frente a Pablo!... definitivamente Dios tenía un plan especial para Pablo.

Yo lo acompañe en el segundo viaje misionero que realizó hacia tierras helénicas uniéndome con el grupo en Troas camino a Filipos, en la provincia de Macedonia. Me quedé en Filipos para continuar con la iglesia que se había levantado en esa ciudad. El continuó el viaje hacia Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. Luego de algún tiempo nos volvimos a encontrar en su segunda visita en Troas y juntos partimos a Mileto y a otras ciudades, para luego volver a Jerusalén en donde los hermanos nos recibieron con entusiasmo y amor.

También, viaje a Roma con Pablo, pues él había pedido comparecer ante César cuando los principales sacerdotes se presentaron ante Festo, y le acusaron, querían enviarle a Jerusalén para matarle por el camino. El viaje fue muy accidentado pues se presentó una fuerte tormenta y la embarcación naufragó pero por la misericordia de Dios nos salvamos todos los que estábamos en el barco llegando a la isla de Malta.

Como verás con Pablo andábamos juntos acompañándolo en sus últimos años de ministerio. Fuimos grandes amigos, él decía de mi que yo era un verdadero amigo, y un gran médico, si hasta cuando les escribió a los hermanos de Colosas les dijo que yo era "el médico amado", lo cual déjame decirte me llenaba de mucha alegría.

Cuando hablaba de Jesucristo y de lo que significaba su muerte en la cruz su rostro se iluminaba. Era como sí te lo presentara en ese momento y lo conociera personalmente! 

En sus últimos años de vida, cuando estuvo en la cárcel en Roma, lo pude acompañar atendiéndole por medio de mi profesión. Fueron tiempos muy dificíles pues el emperador Nerón inició una persecución contra la iglesia haciéndonos culpables por el incendio que se produjo en Roma. Algunos dicen por aquí que fue el mismo Nerón quién mando a quemar la ciudad, y para ganar popularidad nos culparon a los creyentes en Cristo.         

Yo estuve presente cuando escribíó a Timoteo su última carta, era como sí la estuviera dirigiendo a su propio hijo. Cuando le dictaba la carta al amanuense yo podía observar en su rostro el profundo amor que le tenía como el de un padre a su hijo. Era como si presintiera su muerte despidiéndose de su amado hijo Timoteo "verdadero hijo en la fe", como le decía.

Para mí fue muy triste su partida, el tribunal que le ajusticiaba lo acusó por crímenes que él no cometió contra el Emperador y contra Roma. 

Pablo fue un gran predicador, maestro, pastor y un verdadero amigo, nunca lo olvidaré. Sus últimos años de vida casi los vivió en soledad. Para él Jesús era su Dios, su Señor y el Salvador de su vida. Yo aprendí mucho de Pablo y llegué amar tanto a mi Señor Jesucristo por sus enseñanzas y ministerio.

En verdad, Jesucristo fue el Hijo de Dios que se hizo hombre, luego de padecer murió en una cruz, y por cuarenta días se apareció a sus apóstoles, con muchas pruebas indubitables; así se lo hice saber a Teófilo en dos tratados, quizá tú has leído alguno de ellos, y sino te animo a que lo busques en el LIBRO DE LOS LIBROS, la Biblia.

Firmado: Lucas el médico amado.

Félix Jara
04/09/2001 

No hay comentarios: