LIBRO MÍO
Libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora,
bueno y amigo para mi corazón,
fuerte, poderoso compañero.
Tú me has enseñado la inmensa belleza y el sencillo candor,
la verdad terrible
y sencilla en breves cantos.
Mis mejores amigos no han sido gentes de mis
tiempos;
Con los míos éstos son mis gentes, los que rondan en mi corazón y en mis oraciones,
los que me ayudan a amar y a bien padecer.
Andando los tiempos vinisteis a mí, y yo, negando las épocas
soy con vosotros,
voy entre vosotros, soy vuestra como uno de los que labraron,
padecieron y vivieron vuestro tiempo y vuestra luz.
¿Cuántas veces me habéis confortado?
Tantas como he estado con la cara en la
tierra.
¿Cuándo acudí a ti en vano, libro de los hombres, único libro de los
hombres?
Por David amé el canto,
merecedor de la amargura humana.
En Eclesiastés hallé mi viejo gemido de la vanidad de la vida,
y tan mío ha
llegado a ser vuestro acento que ya ni sé cuándo digo mi queja,
y cuándo repito
solamente la de vuestros dolores.
Nunca me fatigaste, como los poemas de los
hombres.
Siempre eres fresco, recién conocido, como la hierba de julio,
y tu
sinceridad es la única en que no hallo peligro, mancha disimulada de mentiras.
Tu desnudez asusta a los hipócritas
y tu pureza es odiosa a los libertinos.
Yo te amo todo,
desde el nardo de la parábola
hasta el adjetivo crudo de los Números.
(*) Autor: Gabriela Mistral, LIBRO MIO. Poetisa, diplomática y pedagoga (Vicuña, 7 de abril 1889-Nueva York, 10 de enero 1957)
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