Por lo general, las parejas piensan que el matrimonio es la cima más alta a la que ha llegado su amor y descuidan el hecho de seguir cultivándolo.
El enamoramiento inicial hace ver en la otra persona, cualidades que, a veces no existen más que en la fantasía del enamorado. Tanto si es el complemento (opuesto) de sí mismo, como si es muy parecido, en ambos casos es posible que surjan desengaños porque uno quiere amoldar al otro a su propia manera de ser. La clave está en admitirnos tal y cómo somos, respetando de esta manera la individualidad del otro.
El amor necesita recrearse a cada momento. No existe una varita mágica que transforme todos los instantes e instaure en la relación el deseado amor "para toda la vida"; la pareja ha de trabajar arduamente para que ese amor que los atrajo inicialmente siga vivo, creciendo con la venida de los hijos, subsanando carencias y formando una alianza indestructible.
Todos reclamamos ser queridos, admirados y tolerados, pero descuidamos el retribuir al otro con la misma moneda. Ese "otro" , está esperando lo mismo de nosotros. Y es que olvidamos que somos individuos con características peculiares que llegamos al amor confiando en ser comprendidos tal y como somos. El verdadero amor, no acapara ni anula la voluntad de la pareja.
Es cierto que han de haber algunos gustos en común, pero esto no es todo lo que ambos hacen en la vida. Vendrán luego otras aficiones muy propias que deben ser respetadas por ambos. No podemos vivir como gemelos idénticos en nuestros quehaceres. Esto es sencillamente imposible.
Otra de las cosas a tener en cuenta, es la actitud cotidiana con el otro, aprendamos a conocer sus gestos sin malinterpretarlos, no pretendamos saber todo sobre él o sobre ella. A veces es posible que desee estar en silencio y esto no significa, que esté enojado (a) ni nos ignore.
Con el tiempo, el amor apasionado parece haber huido en la pareja, ¿cómo retomar el camino cuando el fluir espontáneo de los sentimientos y el propio deseo parecen haberse marchitado? Volviendo a los pequeños detalles, ésos que parecen innecesarios, devolviendo a la relación aquel punto de magia que fue el que suscitó el encuentro entre ambos.
Algunos pensarán que ésta es una receta muy simple, pero estamos hablando del amor y éste no requiere de complicaciones, a lo sumo un poquito de imaginación que no lo enfrente con su amor enemigo: la rutina.
Si ésta nos atrapa, habremos entrado a la fase mas destructiva y nefasta del amor, aquella de la que muy pocos logran salir sin dañar y ser dañados.
(*) Tomado De los Escritos de José Juventud.
"El amor se evapora al calor de la rutina"
(Víctor Hugo Menacho Moreno)
"La rutina es un mar de aguas turbulentas, llega un momento en el que te cansas de nadar a contracorriente y te tienes que dejar llevar, para al final, morir ahogado en el aburrimiento"
(Manuel Gómez Requero)
Esta historia continuará...
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