Al inicio de cada año nuevo muchos de nosotros determinamos efectuar cambios radicales en nuestras vidas. Para ello hacemos sinceras resoluciones que implican cambios en nuestra conducta, costumbres y hábitos. Y esto es bueno, pues en definitiva es necesario corregir patrones de conducta en la vida a fin de buscar la perfección cada día, como dice la Palabra de Dios.
Una de ellas es leer la Biblia por todo el año. Para ello nos agenciamos de un buen programa de lectura, adquirimos una Biblia de varias versiones, un cuaderno de notas, y todo lo demás. Sin embargo, conforme van pasando los días nuestras intenciones se van diluyendo, pues la vorágine de lo urgente y nuestra propia indisciplina coadyuvan y logran impedir que aquel hermoso propósito se cumpla, como me ha sucedido muchas veces.
Ese es uno de los peligros: la vorágine de lo urgente (y no de lo importante) y nuestra propia indisciplina. Pero también existe otro peligro, y es el que llamamos el "error de perspectiva", el creer que con tan sólo leer la Biblia, ya estamos cumpliendo con el objetivo trazado.
Me explico, en medio de esta hermosa determinación, por el tiempo y la premura del día a día es posible que caigamos en el error en tratar a las Escrituras como si fueran "comida exprés" o "fast food", y la enguímos lo más rápido posible porque ya es tarde, y hay que hacer cosas durante el día. Y luego nos preguntamos por qué no aprendimos nada, y sobretodo por qué no crecemos espiritualmente, y peor aun por qué nuestra vida íntima con el Señor no es una realidad cada día.
La enseñanza es que no sólo debemos leer la Biblia para completar un programa anual, y así sentirmos satisfechos con nosotros mismos por haber cumplido, sino que es vital meditar en lo leído.
Alguien escribió por ahí lo siguiente: "Tal como con la comida física ¡el alimento espiritual debe masticarse!".
Recuerdo que en mis años de seminarista cuando estaba estudiando Teología para el ministerio pastoral en el Seminario Bíblico, uno de mi más recordados profesores, el Ps. Pedro Torres, nos decía que no solamente debíamos de leer la Biblia "sino teníamos que rumiar la Biblia".
Y es verdad, los que somos creyentes por años, quizá podamos caer en la tendencia a leer con rapidez los pasajes que ya hemos leído muchas veces (me ha sucedido muchas veces). Sin embargo, al hacerlo no aprovechamos lo que Dios desea mostrarnos en ese momento, y como consecuencia no aprendemos nada.
El rey David en uno de sus salmos escribe lo siguiente:
Sal 119:15 En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos.
Sal 119:16 Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.
En esta porción se aprecia que es David quien frente a la Palabra de Dios dispone en su corazón cuatro cosas (hay una actitud volitiva por parte de él) : meditarla, considerar sus senderos, disfrutar de sus preceptos y no olvidarse de esa palabra.
En el hebreo, el término usado aquí para "meditar" se traduce como "comunión, reflexionar", y su raíz significa "contemplación". Así debe de enfocarse la Palabra de Dios, es tener comunión con la Palabra leída (intimar, relacionarse), es reflexionar lo leído y es dedicar tiempo para contemplarla.
Una de ellas es leer la Biblia por todo el año. Para ello nos agenciamos de un buen programa de lectura, adquirimos una Biblia de varias versiones, un cuaderno de notas, y todo lo demás. Sin embargo, conforme van pasando los días nuestras intenciones se van diluyendo, pues la vorágine de lo urgente y nuestra propia indisciplina coadyuvan y logran impedir que aquel hermoso propósito se cumpla, como me ha sucedido muchas veces.
Ese es uno de los peligros: la vorágine de lo urgente (y no de lo importante) y nuestra propia indisciplina. Pero también existe otro peligro, y es el que llamamos el "error de perspectiva", el creer que con tan sólo leer la Biblia, ya estamos cumpliendo con el objetivo trazado.
Me explico, en medio de esta hermosa determinación, por el tiempo y la premura del día a día es posible que caigamos en el error en tratar a las Escrituras como si fueran "comida exprés" o "fast food", y la enguímos lo más rápido posible porque ya es tarde, y hay que hacer cosas durante el día. Y luego nos preguntamos por qué no aprendimos nada, y sobretodo por qué no crecemos espiritualmente, y peor aun por qué nuestra vida íntima con el Señor no es una realidad cada día.
La enseñanza es que no sólo debemos leer la Biblia para completar un programa anual, y así sentirmos satisfechos con nosotros mismos por haber cumplido, sino que es vital meditar en lo leído.
Recuerdo que en mis años de seminarista cuando estaba estudiando Teología para el ministerio pastoral en el Seminario Bíblico, uno de mi más recordados profesores, el Ps. Pedro Torres, nos decía que no solamente debíamos de leer la Biblia "sino teníamos que rumiar la Biblia".
Y es verdad, los que somos creyentes por años, quizá podamos caer en la tendencia a leer con rapidez los pasajes que ya hemos leído muchas veces (me ha sucedido muchas veces). Sin embargo, al hacerlo no aprovechamos lo que Dios desea mostrarnos en ese momento, y como consecuencia no aprendemos nada.
El rey David en uno de sus salmos escribe lo siguiente:
Sal 119:15 En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos.
Sal 119:16 Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.
En esta porción se aprecia que es David quien frente a la Palabra de Dios dispone en su corazón cuatro cosas (hay una actitud volitiva por parte de él) : meditarla, considerar sus senderos, disfrutar de sus preceptos y no olvidarse de esa palabra.
En el hebreo, el término usado aquí para "meditar" se traduce como "comunión, reflexionar", y su raíz significa "contemplación". Así debe de enfocarse la Palabra de Dios, es tener comunión con la Palabra leída (intimar, relacionarse), es reflexionar lo leído y es dedicar tiempo para contemplarla.
Por eso, desde este espacio de la internet, recomendamos no acercarse a la Biblia como si fuéramos a un restaurant de "fast food". La única manera de obtener el máximo beneficio para nuestro bienestar espiritual , y para nuestra propia familia, es invertir tiempo meditando en la Palabra de Dios.
Recuerda que leer la Biblia sin reflexionar es como comer sin masticar, es necesario "rumiar la Biblia" durante todo el día. Sólo así verás resultados en tu vida y serás bendición para tu hogar.
Permíteme darte unos consejos con respecto a este tema:
1.- Se parte de una iglesia en donde se anime a la congregación a leer la Biblia en base a un Programa bien estructurado. Nosotros asistimos a una iglesia en que se concede mucho énfasis al estudio bíblico, y estamos felices por ello. El año pasado estudiamos toda la Biblia en un año. En este año 2014 empezamos el estudio del Nuevo Testamento. Damos gracias a Dios por ello.
2.- Agenciate de una Biblia de Estudio, ayuda mucho para el análisis de la misma.
3.- Si puedes adquiere una Biblia con varias versiones. Te ayudará mucho en el estudio.
4.- Antes de abrir tu Biblia ora a Dios pidiéndole que hable personalmente a tu corazón con la lectura.
5.- Aplica la siguiente metodología: Observación, Interpretación y Aplicación.
Primero lee la porción biblica por los menos 2 veces, y observa como con lupa: las palabras que se repiten, el énfasis del autor, entre otros. Segundo, luego pregúntale al Señor que quiere decirte con la lectura, investiga. Tercero, APLICA a tu vida lo que has aprendido, pues sin aplicación no hay bendición.
6.- Cuando te acerques a la Palabra de Dios acércate a ella como si tuvieras una cita con Dios.
Es nuestro deseo que Dios te conceda el ánimo y las fuerzas para cumplir con ese preciosa meta que te has trazado en este año: LA LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS CADA DÍA.
Te recomendamos que involucres y les enseñes también a tus hijos, de tal modo que en tu hogar la Biblia sea el LIBRO DE LA VIDA para todos ellos.
Te deseamos un Feliz Año 2014 bendecido!
Ps. Félix y Eli Jara
Permíteme darte unos consejos con respecto a este tema:
1.- Se parte de una iglesia en donde se anime a la congregación a leer la Biblia en base a un Programa bien estructurado. Nosotros asistimos a una iglesia en que se concede mucho énfasis al estudio bíblico, y estamos felices por ello. El año pasado estudiamos toda la Biblia en un año. En este año 2014 empezamos el estudio del Nuevo Testamento. Damos gracias a Dios por ello.
2.- Agenciate de una Biblia de Estudio, ayuda mucho para el análisis de la misma.
3.- Si puedes adquiere una Biblia con varias versiones. Te ayudará mucho en el estudio.
4.- Antes de abrir tu Biblia ora a Dios pidiéndole que hable personalmente a tu corazón con la lectura.
5.- Aplica la siguiente metodología: Observación, Interpretación y Aplicación.
Primero lee la porción biblica por los menos 2 veces, y observa como con lupa: las palabras que se repiten, el énfasis del autor, entre otros. Segundo, luego pregúntale al Señor que quiere decirte con la lectura, investiga. Tercero, APLICA a tu vida lo que has aprendido, pues sin aplicación no hay bendición.
6.- Cuando te acerques a la Palabra de Dios acércate a ella como si tuvieras una cita con Dios.
Es nuestro deseo que Dios te conceda el ánimo y las fuerzas para cumplir con ese preciosa meta que te has trazado en este año: LA LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS CADA DÍA.
Te recomendamos que involucres y les enseñes también a tus hijos, de tal modo que en tu hogar la Biblia sea el LIBRO DE LA VIDA para todos ellos.
Te deseamos un Feliz Año 2014 bendecido!
Ps. Félix y Eli Jara
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