EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

miércoles, 30 de enero de 2013

El rey que cambió su sentencia

Esta es una historia de la vida real ocurrida en el siglo XXII en Francia. Se cuenta que un astrólogo había siso condenado a muerte por haber anunciado desventuras y desgracias al reinado de Luis IX de Francia. Naturalmente, y por su condición, no tenía derecho a una defensa por un abogado, así que encontró una manera inteligente de defenderse a sí mismo.

Así que pidió una audiencia al Rey. Una vez al frente del monarca, le dijo: "¡Majestad, he leído también en los astros que Su Majestad morirá exactamente tres días después que yo!.

La respuesta del Rey fue inmediata, pues mandó a cancelar enseguida la pena de muerte.

En esta historia encontramos algunas enseñanzas. La primera es que más vale sabiduría que todo el conocimiento que una persona pueda tener. La segunda, y lo más importante, es que sabemos que nuestro futuro no se encuentra en las manos de los astrólogos ni de los horóscopos, sino en las manos de Dios.

Levítico 20:6  Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo.

Recuerda que Dios abomina el acto de consultar a los adivinos, chamanes, horóscopos, o gente que se encuentra dentro de la brujería.

Ya sabes, enseña estas verdades a tus hijos para que no hereden errores que los padres cometen por desconocimiento e ignorancia, o aún a sabiendas que no es correcto delante de los ojos de Dios. Así guardarás tu casa de la influencia de las tinieblas.

¡Jesucristo es la luz del mundo!

Félix Jara O.

domingo, 27 de enero de 2013

Cuando los padres no saben educar a sus hijos

En esta semana cuando caminaba en las calles de Lima, se me acercaron dos jóvenes pertenecientes a un grupo cristiano reconocido en el medio por su ayuda responsable y dedicada a aquellos que han caído en las garras de las drogas; las cuales me ofrecieron unas pequeñas agendas. 

Revisé una de ellas, y me pareció muy práctica y accesible al bolsillo, así que adquirí una, pues en ese momento aunque parezca mentira a estas alturas del año yo no contaba con ninguna.

En sus páginas encontré una lista denominada "12 principios que nunca debes aplicar con tus hijos", relación que consideramos aquí en Sembrando Vida en la Familia muy pertinente para nuestros tiempos, pues en los colegios y universidades no se estudia para ser padres, ni existen maestrías o doctorados relacionados con el tema. 

Así que, como actualmente hay un CLAMOR por saber como educar a nuestros hijos, y siendo este un espacio dedicado a la familia, pasamos a editarlo.

LOS 12 PRINCIPIOS QUE NUNCA DEBES APLICAR CON TUS HIJOS.

1.- Desde que nace tu hijo, hazle todos sus gustos y caprichos.
2.- Cuando tu hijo se comporta mal, apóyalo y ríete de sus ocurrencias.
3.- No des a tu hijo formación espiritual ni valores morales.
4.- Cuando tu hijo te necesite dile que estás ocupado y que no tienes tiempo para él.
5.- Enséñale a tu hijo que nunca acepte que le digan no.
6.- Trata a tu hijo como un Rey y líbralo de todas sus obligaciones.
7.- Deja a tu hijo que tenga como preferencia literatura obscena.
8.- En presencia de tu hijo discute con tu cónyuge, y vocifera vulgaridades y agárrense a golpes.
9.- Nunca le niegues a tu hijo el dinero que te pida, ni le enseñes a conseguirlo con su esfuerzo.
10.- Permite a tu hijo que dé rienda sueltas a sus instintos.
11.- Dale siempre la razón a tu hijo aunque perjudiques a los demás.
12.- Nunca ejerzas tu autoridad con justicia, y manifiesta tu amor en demasía.

Una última recomendación recuerda poner en práctica lo siguiente:


Deuteronomio 6:6-9  Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas. 

Proverbios 22:6  Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él.

Recuerda que nosotros somos para nuestros hijos como peces en la pecera, siempre estamos expuestos ante ellos, y en cada instante están tomando foto de nuestras conductas, para luego copiarlas en sus propias vidas; por eso procura ser un buen ejemplo digno de replicar.

Que Dios te bendiga y te capacite para educar correctamente a tus hijos conforme a las ordenanzas de Dios.

Félix y Eli Jara

lunes, 14 de enero de 2013

Cambiemos la cultura de lo urgente

La sociedad en medio de la cual vivimos es un lugar donde predomina lo urgente. Desde que nos despertamos hasta que nos acostamos la cultura de lo urgente nos domina y condiciona a vivir urgentemente. Vivir con urgencia es una realidad que pocos pueden soslayar de su rutina diaria. 

Y es en nuestro contexto profesional y laboral, URGENTE  es todo, pero menos lo fundamental, lo básico, lo elemental, lo vital. Es como una espiral que nos succiona, y nos sumerge en un remolino interminable del cual nunca podemos salir.

Encontré un pequeño papel amarillento y poco gastado acerca de la palabra URGENTE. Quisiera compartir con ustedes lo que se escribe allí. Claro un poco ajustado y adaptado a lo que nuestro corazón siente. Te invito a que dejes por un momento lo URGENTE, y que sentados imaginariamente frente a una taza de café, compartas conmigo unos minutos de tu tiempo.

URGENTE es la manera más pobre de vivir en este mundo, porque el día que nos vamos, dejamos pendientes las cosas que VERDADERAMENTE fueron URGENTES.

URGENTE es que hagas un alto en tu ajetreada vida y te preguntes ¿Qué significado tiene todo esto que yo hago?

URGENTE es que seas más humano, más hermano.

URGENTE es que sepas valorar el tiempo que te piden tus hijos.

URGENTE es que veas salir el sol, sientas su calor y le des gracias a Dios por tan grande regalo.

URGENTE es que mires a tu familia, a tu esposa, a tus hijos y a todos los que te rodean, y valores tan grande tesoro que te ha concedido Dios.

URGENTE es que digas a las personas que quieres, cuánto las amas.

URGENTE es que te sepas hijo de Dios, y te des cuenta que Él quiere verte sonreír, y que disfrutes de lo que te ha dado.

URGENTE es que no se te vaya la vida en un soplo y que cuando mires hacia atrás seas ya un anciano que no puede regresar el tiempo, que todo lo hiciste URGENTE, que fuiste un gran empresario, un gran profesional, un gran sustentador de hogar, que tuviste un agenda de "urgencias, citas y proyectos", pero que desgraciadamente SE TE OLVIDÓ VIVIR y PRIORIZAR que era realmente en tu vida lo más URGENTE.

A mis "amados", siempre les digo que la vida no es como un software de procesador de texto o excel o power point, en los cuales si te equivocas, das "review" y vuelves para atrás ¡Y todo empieza nuevamente! Lamentablemente no es así el tiempo que pasa es tiempo que no lo recuperas. Así que redime el tiempo perdido y disfruta de regalo que Dios te ha dado: tu cónyuge, tus hijos, tus padres, tus hermanos.

Date un chance, deja la agenda a un lado y dásela a Dios. Recuerda lo que decimos siempre: el orden de tu vida debe ser el siguiente: Dios, esposo (esposa), hijos, trabajo, iglesia. Dios te ha llamado que ministrar en tu primera iglesia: tu familia. Aquí si funciona la fracesita famosa, chocante y ofensiva que escuchaba alguna vez: "el que no sirve no sirve"; pues primero debes de servir en tu hogar, pues ahí sí te necesitan más. Además, es  tu primer ministerio, recuérdalo siempre.

Que el Dios y Padre de las luces te conceda sabiduría para discernir que es lo verdaderamente URGENTE.

Ps. Félix Jara

sábado, 5 de enero de 2013

Durmiendo en medio de la tormenta

Hace algunos años un hacendado poseía muchas tierras a lo largo del litoral del sur de Chile. Constantemente anunciaba estar necesitado de empleados. La mayoría de las personas estaban no tan dispuestas a trabajar en éstos campos del sur. Era lógico, temían los horribles lluvias que barrían aquella aislada y peligrosa región, pues hacían estragos en las construcciones y en las plantaciones.

Buscando empleados nuevos, recibía muchos rechazos, hasta que finalmente un hombre bajo y delgado, de edad media se presentó en la casa del hacendado. 

En la entrevista el dueño de la hacienda le hizo la pregunta de rutina: ¿Es usted labrador?

"Bueno, yo puedo dormir cuando el viento sopla y cae la lluvia", fue la respuesta que recibió del pequeño hombre.

Confundido con la respuesta, el hacendado desesperado por ayuda, no le quedó otra que emplearlo. El hombre trabajó bien en todo el campo, desde el amanecer hasta el atardecer, con la natural satisfacción por parte del hacendado.

Pero una noche, el viento sopló fuertemente y las lluvias comenzaron a caer sobre la hacienda. El hacendado saltó de la cama, agarró una lámpara y corrió hasta el alojamiento del empleado, el cual se encontraba plácidamente dormido. Sacudió al pequeño hombre gritándole: ¡Levántate! ¡Una tempestad está llegando! ¡Amarra las cosas antes que sean arrastradas!. El hombrecito se despertó lo miró fijamente, y le dijo firmemente: "No señor, yo ya le dije: "Yo puedo dormir cuando el viento sopla y la lluvia cae".

El hacendado se enfureció por la respuesta, incluso estuvo tentado a despedirlo de inmediato. Pero en lugar de eso, se apresuró a salir y preparar el terreno para que la tempestad no hiciera estragos en la hacienda, del empleado se ocuparía después.

Para su asombro encontró que todo estaba en orden: las parvas del heno habían sido cubiertas con lonas firmemente atadas al suelo. Las vacas estaban bien protegidas en el granero, los pollos en el gallinero, y todas las puertas muy bien aseguradas. Las ventanas bien cerradas. Todo estaba amarrado. Nada podría ser arrastrado por la tormenta y las lluvias.

El hacendado entonces entendió lo que el empleado le había querido decir. Y retornó a su cama para también dormir cuando el viento soplaba y la lluvia caía.

¿Que nos enseña esta historia ocurrida en una de las haciendas del sur de Chile?, muchas cosas.

Una de ellas es que cuando haces bien las cosas no tienes porque preocuparte por las consecuencias de tus actos pasados. O cuando te preparas bien para un examen o una entrevista de trabajo el afán ni la angustia te dominarán pues te preparaste a conciencia y no perdiste el tiempo. 


Haz todo a conciencia y esfuérzate al máximo, deja lo demás en las manos de Dios, y luego acuéstate y échate a dormir en paz. En resumidas cuentas, haz las cosas como si fueran para el SEÑOR, esto es, con la excelencia que las cosas del SEÑOR ameritan, y veraz los resultados y la transformación en tu vida. 

Te haré una pregunta ¿Puedes dormir cuando los vientos soplan y las lluvias caen en tu vida?

El salmista podía decir:

Salmo 4:8  En paz me acuesto y me duermo, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado.

¿Y tú puedes decir lo mismo?

Cuéntale la historia a tus hijos, nunca se olvidarán de ella, estarás haciendo de ellos hombres y mujeres responsables para el futuro. Ah, te dejo está hermosa canción, muy pertinente por cierto.

Que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento inunde tu alma y tu mente, aún en medio del fuerte viento y de la lluvia. 

Ps. Félix Jara

viernes, 4 de enero de 2013

La oración del ministro

Dios, mi maestro, debo predicar hoy,
pero me dirijo débil y necesitado
a la realización de mi tarea;
sin embargo, anhelo que la gente pueda ser
edificada por tu verdad divina,
y ser capaz de sostener ante ellos
un testimonio honesto.
Concédeme asistencia al predicar y al orar
con el corazón elevado por la gracia y la unción.
Obsequia a mi vista objetos pertinentes a mi tema,
con plenitud de contenido
y claridad de pensamiento,
expresiones apropiadas, fluidez , fervor,
sensibilidad a las cosas que predico,
y gracia para aplicarlos a la conciencia de los hombres.
Mantenme en todo tiempo consciente de mis defectos,
y no permitas que me gloríe orgullosamente
sobre mi actuación.

Ayúdame a ofrecer testimonio de ti,
y a dejar a los pecadores sin excusa
para rechazar tu misericordia.
Dame la libertad de abrirme
a los dolores de tu pueblo,
y de ofrecerles reflexiones consoladoras.
Asiste con poder a la verdad predicada,
y despierta la atención de mi audiencia si está perezosa.
Que tu pueblo pueda ser renovado, enternecido,
persuadido, confortado;
ayúdame a usar los argumentos más sólidos
derivados de la encarnación
y los sufrimientos de Cristo,
que hacen santos a los hombres.
Yo mismo necesito tu apoyo,
consuelo, fuerza y santidad,
para ser un canal puro de tu gracia,
y ser capaz de hacer algo para ti.
Dame la renovación entre tu pueblo,
y ayúdame a no tratar los asuntos excelentes
de manera vana,
a no mantener un testimonio indigno de mi Redentor,
ni ser tosco en el tratamiento de la muerte de Jesucristo,
su designio y su fin, por falta de calidez y fervor.
Presérvame en armonía contigo en la medida
en que realizo mi trabajo.

(*) El autor de este poema es desconocido. Oración que data del siglo XVII d.C., y corresponde al puritanismo inglés. Tomado y adaptado de Cómo adorar a Cristo Jesús de Joseph S. Carrol, Desarrollo Cristiano Internacional.