La vida de Mónica Seles realmente es inspiradora. Antes del ataque de un desquiciado espectador, quien la apuñaló por la espalda en plena competencia, ya se había convertido en la tenista N° 1 con tan sólo 19 años de edad, y ganando nueve torneos de alta competencia. Había batido marcas, vencido a sus más conspicuos opositores, y por si fuera poco, había logrado desbancar de su puesto a la tenista alemana Sttefi Graf, muchos años mayor que ella.
Sin embargo, a raíz del ataque cobarde de Günter Parche, pasó por un difícil período de dos años de rehabilitación física, emocional y mental. Tuvo que pelear muchas batallas contra el temor, la depresión y dolor. Se cuenta que no podía dormir en la oscuridad por temor a las sombras. Pero con el apoyo de sus familiares, entrenadores y consejeros pudo volver a la competencia del tenis y reverdecer pasadas actuaciones logrando nuevas victorias. Se había quedado estancada en una montaña de dudas y temores pero tuvo el valor para enfrentar sus miedos y salir adelante.
¿Qué hubieras hecho tu en el caso de Mónica Seles? ¿Hubieras afrontado tus temores o te hubieras abandonado y recluido en la pena, depresión y tu propia lástima?.
Cuando vamos a las páginas del LIBRO DE LOS LIBROS, vemos a un pueblo que había sido elegido por Dios para vencer grandes batallas y conquistar tierras, era el pueblo que Dios había escogido, y en definitiva había prometido estar con él para luchar contra sus enemigos. Sin embargo, lo vemos trabado en una montaña, sumido en una abyecta mediocridad y total negligencia. ¿Qué había pasado con aquel pueblo que había sido objeto de grandes milagros y promesas de Dios?
Es ese instante de espera y de postración, en que Dios tiene que decirle, y recordarle lo que le había dicho en el pasado:
"Bastante habéis permanecido en este monte. Volveos; partid e id a la región montañosa de los amorreos, y a todos sus vecinos, en el Arabá, en la región montañosa, en el valle, en el Neguev, y por la costa del mar, la tierra de los cananeos y el Líbano, hasta el gran río, el río Eufrates" Deuteronomio 1:6-7
Israel tenía enfrente muchos obstáculos: los efectos de caminar por el desierto por espacio de 40 años sin hogar y un lugar estable, los castigos por su desobediencia y el cambio que significaba haber sido un constante receptor de la provisión sobrenatural de Dios a un sustentador y proveedor con su propio trabajo y esfuerzo; y más aún las dudas propias sobre su capacidad para enfrentar a opositores más fuertes y llegar a ser lo que SE ESPERABA DE ELLOS.
Sin embargo, obedecieron y confiaron en las promesas que Dios les había dado, pues Él les había dicho:
Deuteronomio 1:8 "Mirad, he puesto la tierra delante de vosotros; entrad y tomad posesión de la tierra que el SEÑOR juró dar a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, a ellos y a su descendencia después de ellos".
Mónica Seles siempre mantendrá en su cuerpo las cicatrices del ataque demencial en su pasado. Ella misma cuenta que la zona de su cuerpo afectada le hormiguea cuando va a llover. De seguro los israelitas también en su lucha por la conquista de la tierra prometida no pudieron sacarse las cicatrices de los 40 años de desierto. Tuvieron que enfrentar muchos obstáculos de orden emocional, mental y físico pero llegaron, con la ayuda de Dios.
Así como Israel pudo cruzar el río Jordán, destruyendo las murallas infranqueables de Jérico, venciendo a la aparentemente fácil Hai, y enfrentando a rivales mucho más capacitados; también tu llegarás a conquistar los sueños que Dios ha puesto en tu corazón alcanzado las metas pospuestas, porque ya es tiempo de salir de la montaña, POR ESO DEBES DE VENCER TUS MIEDOS, EL CONFORMISMO, EL DESGANO, empezar a tomar tus armas y andar hacia delante, porque "ya bastante has permanecido en el monte, y si miras adelante verás que Él ha puesto la tierra delante tuyo, por tanto entra y toma posesión de la tierra que el Señor juró dar a tus padres".
Una última palabra, recuerda que desde que saliste a conquistar tierras, Él ya te había prometido que iba de pelear todas tus batallas, por tanto confía, no mires hacia atrás porque todavía hay tierras que tomar, recuerda que hubo alguien que dijo, (y sigue diciendo) "el que mira hacia atrás, no es digno de mí". Por tanto, camina en confianza, porque quien ha prometido hasta hora nunca te ha fallado.
Exo 14:14 "El Señor peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos".
Deu 1:30 "El Señor vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros...".
Que la sombra de la mano protectora del Señor y óleo santo del cielo sea siempre sobre tu cabeza.
Publicado por Ps. Félix Jara
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