EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

sábado, 8 de septiembre de 2012

SIEMPRE HAY UNA SALIDA PARA ACTUAR CON SABIDURÍA

Se cuenta una antigua leyenda que se supone ocurrió en la Edad Media. Era un hombre muy virtuoso que fue acusado injustamente de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero asesino era una persona muy influyente del reino, y como casi siempre sucede, haciendo uso de su influencia se procuro un "chivo expiatorio" para encubrir su crimen.

El hombre justo fue llevado a juicio, sabiendo las escasas o casi nulas posibilidades que tenía para escapar de la terrible sentencia,  y más aún de la horca. El juez, quien estaba coludido con el poderoso señor pues había sido comprado, cuidó de que el juicio en todo aspecto fuese justo, por eso que le dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos del él tu destino: Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Entonces tu eligirás y será la mano de Dios la que decida tu destino"... ¿¡Que sinvergüenza, verdad!?.

Obviamente, para hacerla historia más creíble, el mal juez había preparado dos papeles pero con la misma palabra, es decir "CULPABLE". La víctima (el hombre justo) aún sin saber éste último detalle, percibía que ya la suerte estaba echada, pues el sistema propuesto venía con trampa. ¡No tenía escapatoria!.

Llegado el día, y ante una sala con mucha concurrencia, el juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados, quien respiró profundamente quedando en silencio por unos segundos con los ojos cerrados. La sala se impacientaba conforme mientras pasaba el tiempo, luego de una larga espera el acusado abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo tragó rápidamente.

La reacción no se hizo esperar, sorprendidos e indignados todos, le reprochaban y le decían con voces altisonantes: "pero ¿que hiciste? ¿y ahora como vamos a saber el veredicto divino?. El hombre acusado respondió: "Es muy sencillo, es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué". Con un gran coraje disimulado, tuvieron que liberar al acusado, y dice la leyenda que jamás volvieron a molestarlo.

En esta  historia podemos distinguir algunas enseñanzas. La primera es la sabiduría del hombre justo con la cual pudo sortear el gran problema que tenía enfrente que nos hace recordar lo que dice Santiago en su carta cuando nos encontramos en momentos difíciles, y necesitamos de sabiduría:

Santiago 1:5  Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 

La segunda es que la historia no cuenta como terminó la vida del verdadero criminal (el hombre influyente) y del juez corrupto; sin embargo permite que yo la termine. ¿Cómo terminaron éstos hombres? Bueno, conociendo que Dios es justo por naturaleza, y que Él "resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes", y que además nos ordena que no nos venguemos sino que pongamos nuestra justicia en sus manos, pues suya es la venganza, estamos seguros que el veredicto divino de justicia no se hizo esperar sobre las cabezas de aquellos que quisieron inculpar injustamente al hombre de la historia.

Recordemos siempre lo que está escrito en el libro de los libros:

Santiago 4:6  Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

Romanos 12:18-19 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

Así que deja todo en las manos de Dios que Él hará, y no permitas que la amargura extienda sus raíces en tu ser, eso hace daño. Ese ha sido el estilo de vida de los que estamos aquí en Sembrando Vida en la Familia.

Que Dios te bendiga, ah y cuenta esta historia a tus hijos, levantemos nuevas generaciones que reflejen la Gloria de Jesucristo en sus vidas.

Publicado por Pastor Félix Jara

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