Un profesor acababa de perder a su esposa. Mandó hacer una vistosa sepultura de mármol, porque la amaba mucho.
Pero, a pesar de ser profesor de literatura, no lograba encontrar una frase para poder grabarla en la losa que pensaba poner sobre la sepultura. Entonces, decidió consultar a sus alumnos prometiendo un premio a quien sugiriera la frase más bonita.
Pero, a pesar de ser profesor de literatura, no lograba encontrar una frase para poder grabarla en la losa que pensaba poner sobre la sepultura. Entonces, decidió consultar a sus alumnos prometiendo un premio a quien sugiriera la frase más bonita.
Un niño de trece años se levantó y digo:
"Profesor, escriba: Con su muerte me dio el primer y último disgusto".
"¡Que belleza!, dijo el profesor sorprendido por el pensamiento del niño. ¿Cómo encontraste tan rápido una frase tan bonita como ésta?
"Fue la frase que oí a mi papá, hace unos años, cuando murió mi mamá", respondió el muchacho.
Efesios 5:25-27 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.
Proverbios 31.28 Se levantaron sus hijos, y la llamaron bienaventurada; y su marido también la alabó.
"Las palabras convencen, el ejemplo arrastra" (Adagio árabe)
Como un homenaje a las madres ejemplares que ya no están con nosotros, y que marcaron con tinta indeleble nuestras vidas por siempre.
Ps. Félix Jara
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