En este sábado para parejas queremos compartir con nuestros lectores un tema muy importante para nuestra vida matrimonial: LA UNIDAD EN EL MATRIMONIO. Y es que cuando entramos en la relación matrimonial pensamos que la intensidad del amor que sentimos el uno al otro se convertirá en el factor más importante, y podríamos decir hasta determinante, para predecir el éxito en nuestro matrimonio o vida de pareja.
Sin embargo, la experiencia en estos menesteres, las consejerías matrimoniales y las investigaciones científicas, nos han capacitado para predecir la separación y el divorcio basados en cómo la pareja maneja los conflictos que van apareciendo en la vida.
Algunos han escrito que el matrimonio se desarrolla en tres etapas o secuencias: Inicio, Vómito y Madurez, por cierto una clasificación que no deja de ser curiosa. Pero pasemos mejor a su definición.
1.- La primera etapa: INICIO, es la fase de los comienzos donde todo es "color de rosas", y es emocionante, todo nos sorprende y es felicidad; pero está llena de "Yo", nuestro lema es: "Yo estoy completo, realizado y feliz"... entonces se ha cumplido aquello que siempre hemos dicho: "estoy buscando la persona que me haga feliz".
2.- El segundo periodo: VOMITO, es aquel en el cual nos concentramos en el otro, y es aquí donde destacamos los defectos del otro, las debilidades del otro, las fallas del otro... entonces hemos entrado a la etapa del Vómito. Quizás en este punto nos estaremos preguntando ¿Y cuánto tiempo puede transcurrir entre la etapa uno a la dos?, puede pasar un día, dos meses, un año y hasta muchos años, pero de todos modos nos llega.
Si la etapa del vómito (suena feo... verdad?, pero es bueno pues didácticamente estamos seguros que por el término se nos quedará grabado en nuestras mentes) llega cuando cambiamos nuestro enfoque de "mi felicidad" a las "debilidades del otro", la madurez llega cuando movemos el centro de nuestra atención del "Yo", y el "Tú" a la unidad de pensar en "nosotros".
Y es ahí, donde debemos de buscar las formas para propender a alcance de la UNIDAD EN EL MATRIMONIO, poniendo en práctica cinco cosas para unirnos con nuestro cónyuge:
1.- Tómense de las manos. Les animamos a tomarse de las manos al caminar. A orar juntos tomados de la mano. Cuando estén en la intimidad unan sus manos. El hecho de mantener la unión física nos ayuda a mantener la unión en general. Cuando extendemos la mano a nuestro cónyuge en unidad afectamos la condición de todos en el hogar.
Es como si le dijéramos "ven compartarmos la vida juntos, afrontemos nuestras batallas juntos y si alguno cae el otro le levantará".
2.- Abramos el corazón. Les animamos a fomentar la confianza y la amistad. Hablemos de lo que tenemos dentro, de lo más íntimo. Ten mucho cuidado como te encuentres en una discusión con tu cónyuge. Recuerda que cuando una pareja se encuentra en medio de un conflicto, la manera que ellos deciden interactuar determinará si llegarán a la miseria o si aumentarán el nivel de intimidad. Es importante reconocer que los conflictos nos pueden revelar muchas cosas sobre nuestro cónyuge que tal vez desconocíamos: sus deseos, sus temores, sus sueños, sus desafíos. Hay un termómetro que siempre debemos de utilizar cuando estén en conflicto: el respeto del uno hacia el otro.
3.- Entreguemos nuestras fuerzas. El matrimonio requiere de un trabajo duro. Tienes que entregar tu ímpetu y poner del máximo de tu voluntad a la relación. Entrega todo de ti aun más allá de tus propios fuerzas, camina la milla adicional. Muchas parejas llegan al matrimonio con la idea errada: "yo pongo el 50% y tú pones el otro 50%", tratando de ser democráticos y equitativos, craso error, esto solo crea conflictos y competencias. Recuerda que en el matrimonio somos uno cuando el "yo" y el "tú" se funden de las cuerdas del amor de Dios. Por eso en el matrimonio ¡No hay democracia! En el matrimonio se da TODO O NO se da NADA! la palabra clave es DAR!
4.- Encontremos nuestra voz. Tienes que escuchar para entender. Te aseguramos que te encontrarás a ti mismo cuando te pongas "en los zapatos del otro". Si queremos fomentar la unidad hay que decidir escuchar con la intención de entender y no solo para oír. Es bueno reconocer que tenemos un problema de sintonía cuando hablamos una cosa y nuestro cónyuge escucha otra cosa; cuando tomamos decisiones comunes y nos ponemos de acuerdo, pero luego mis acciones no están de acuerdo con el convenio al que habíamos decidido. Lamentablemente esto trae confusión y conflicto.
5.- Demos nuestro tiempo. Empieza a invertir tu tiempo en tu relación a partir de hoy. Tienes que estar presente siempre. Recuerda que tu relación matrimonial no se maneja por control remoto... es "face to face". Tenemos que dar un tiempo diario a nuestra relación. Tengan un tiempo de oración juntos. Lean juntos la Palabra de Dios, y háganse un firme propósito para llevar a la práctica sus enseñanzas. Jesús afirmaba que la verdadera sabiduría se encuentra en el oír, y luego poner en práctica lo que aprendido.
Recuerda que:
(*) Tomado y adaptado de Matrimonios al Desnudo.
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Amadas parejas, antes de terminar, queremos darles sólo unas últimas recomendaciones. Aprendemos a ser agradecidos con nuestros cónyuges, en especial los varones. No permitamos que la rutina -el enemigo de nuestra relación, a parte de satanás- sea parte de nuestras vidas, salgan a caminar al parque tomados de la mano, y conversen como antes. Varones sorprendan a sus esposas con un ramo de rosas, mujeres sorprendan a sus esposos con una cena romántica. Los detalles son importantes no dejen que la rutina los envuelva.
Por ahí alguien dijo: "NO A LA RUTINA... para que algo no funcione se necesitan dos, y para que funcione... también". Recuerdo una frase relacionado con el amor de pareja: "El amor no es solo caminar tomados de la mano. Es tomarse de la mano para afrontar lo que venga".
Varones amen a sus esposas con amor sacrificial, con amor de cruz; hagan respetar a sus esposas delante de quien sea y defiendan su campo de lentejas; ese será el más grande legado de dejaremos a nuestros hijos. Mujeres, respeten a sus esposos.
Más de viente años en consejerías con matrimonios nos ha demostrado que este es el principal problema de los matrimonios, ya sea con creyentes o no creyentes.
Tengamos en consideración lo que el autor del matrimonio nos dejó escrito en su MANUAL:
Eclesiastés 4:9-10 "Más valen dos que uno solo, pues obtienen mayor ganancia de su esfuerzo. Pues si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo que cae!, que no tiene quien lo levante"
Proverbios 5:18 "Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud".
Quisiéramos explicar estos versos, y ahondar más en el tema, pero ya se hizo tarde. Ha quedado tinta en el tintero pero estamos seguros que en cualquier momento ampliaremos el tema.
Que el Aquel que nos ama entrañablemente, que inventó el matrimonio y que en su corazón arde por que nuestro matrimonio prospere te bendiga.
Ps. Félix y Eli Jara
Es como si le dijéramos "ven compartarmos la vida juntos, afrontemos nuestras batallas juntos y si alguno cae el otro le levantará".
2.- Abramos el corazón. Les animamos a fomentar la confianza y la amistad. Hablemos de lo que tenemos dentro, de lo más íntimo. Ten mucho cuidado como te encuentres en una discusión con tu cónyuge. Recuerda que cuando una pareja se encuentra en medio de un conflicto, la manera que ellos deciden interactuar determinará si llegarán a la miseria o si aumentarán el nivel de intimidad. Es importante reconocer que los conflictos nos pueden revelar muchas cosas sobre nuestro cónyuge que tal vez desconocíamos: sus deseos, sus temores, sus sueños, sus desafíos. Hay un termómetro que siempre debemos de utilizar cuando estén en conflicto: el respeto del uno hacia el otro.
3.- Entreguemos nuestras fuerzas. El matrimonio requiere de un trabajo duro. Tienes que entregar tu ímpetu y poner del máximo de tu voluntad a la relación. Entrega todo de ti aun más allá de tus propios fuerzas, camina la milla adicional. Muchas parejas llegan al matrimonio con la idea errada: "yo pongo el 50% y tú pones el otro 50%", tratando de ser democráticos y equitativos, craso error, esto solo crea conflictos y competencias. Recuerda que en el matrimonio somos uno cuando el "yo" y el "tú" se funden de las cuerdas del amor de Dios. Por eso en el matrimonio ¡No hay democracia! En el matrimonio se da TODO O NO se da NADA! la palabra clave es DAR!
4.- Encontremos nuestra voz. Tienes que escuchar para entender. Te aseguramos que te encontrarás a ti mismo cuando te pongas "en los zapatos del otro". Si queremos fomentar la unidad hay que decidir escuchar con la intención de entender y no solo para oír. Es bueno reconocer que tenemos un problema de sintonía cuando hablamos una cosa y nuestro cónyuge escucha otra cosa; cuando tomamos decisiones comunes y nos ponemos de acuerdo, pero luego mis acciones no están de acuerdo con el convenio al que habíamos decidido. Lamentablemente esto trae confusión y conflicto.
5.- Demos nuestro tiempo. Empieza a invertir tu tiempo en tu relación a partir de hoy. Tienes que estar presente siempre. Recuerda que tu relación matrimonial no se maneja por control remoto... es "face to face". Tenemos que dar un tiempo diario a nuestra relación. Tengan un tiempo de oración juntos. Lean juntos la Palabra de Dios, y háganse un firme propósito para llevar a la práctica sus enseñanzas. Jesús afirmaba que la verdadera sabiduría se encuentra en el oír, y luego poner en práctica lo que aprendido.
Recuerda que:
- Una relación madura se concentra en el "nosotros" y solo mira al "yo" para decidir que dar, que defender y en que áreas trabajar.
- Lo que podemos dar: tiempo, cariño, nutrición.
- Lo que debemos defender: la intimidad y la comunicación.
- Lo que debemos trabajar: la perseverancia, la oración, el espíritu de servicio.
(*) Tomado y adaptado de Matrimonios al Desnudo.
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Amadas parejas, antes de terminar, queremos darles sólo unas últimas recomendaciones. Aprendemos a ser agradecidos con nuestros cónyuges, en especial los varones. No permitamos que la rutina -el enemigo de nuestra relación, a parte de satanás- sea parte de nuestras vidas, salgan a caminar al parque tomados de la mano, y conversen como antes. Varones sorprendan a sus esposas con un ramo de rosas, mujeres sorprendan a sus esposos con una cena romántica. Los detalles son importantes no dejen que la rutina los envuelva.
Por ahí alguien dijo: "NO A LA RUTINA... para que algo no funcione se necesitan dos, y para que funcione... también". Recuerdo una frase relacionado con el amor de pareja: "El amor no es solo caminar tomados de la mano. Es tomarse de la mano para afrontar lo que venga".
Varones amen a sus esposas con amor sacrificial, con amor de cruz; hagan respetar a sus esposas delante de quien sea y defiendan su campo de lentejas; ese será el más grande legado de dejaremos a nuestros hijos. Mujeres, respeten a sus esposos.
Más de viente años en consejerías con matrimonios nos ha demostrado que este es el principal problema de los matrimonios, ya sea con creyentes o no creyentes.
Tengamos en consideración lo que el autor del matrimonio nos dejó escrito en su MANUAL:
Eclesiastés 4:9-10 "Más valen dos que uno solo, pues obtienen mayor ganancia de su esfuerzo. Pues si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo que cae!, que no tiene quien lo levante"
Proverbios 5:18 "Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud".
Quisiéramos explicar estos versos, y ahondar más en el tema, pero ya se hizo tarde. Ha quedado tinta en el tintero pero estamos seguros que en cualquier momento ampliaremos el tema.
Que el Aquel que nos ama entrañablemente, que inventó el matrimonio y que en su corazón arde por que nuestro matrimonio prospere te bendiga.
Ps. Félix y Eli Jara
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