Jesús dijo a Sus discípulos: "Es inevitable que vengan tropiezos (escándalos), pero ¡ay de aquél por quien vienen!" Lucas 17:1
En la vida pasamos por momentos difíciles y críticos, muchos de ellos producto de acciones insanas de personas que buscaron hacernos daño o caer, aún de gente de nuestro propio entorno. Sin embargo, Jesús les dice a sus discípulos que esto es inevitable, y que además las consecuencias para ellos serán funestas.
Enseguida, les enseña a que no se estén fijando en esas circunstancias que dañaron sus vidas, sino que se fijen en ellos. Esto es que no estén "rumiando sus penas", recordando los hechos ni el daño infringido a su persona, aunque de hecho puede ser difícil. ¿Sabes porqué? por que eso genera en nuestras vidas raíces de amargura.
Y sabido es, que la amargura y el rencor, nos roban la paz y el gozo, y por si fuera poco nosotros mismos nos hacemos prisioneros. Alguien por ahí dijo que: "La amargura es el techo que impide las bendiciones de Dios en nuestras vidas".
Así que hagamos como Jesús quien dijo después que si siete veces al día tu hermano pecaré contra ti, y siete veces al día se arrepiente, perdonémosle. Además estamos celebrando un tiempo importante en estos días: La Pascua del Cordero, de Aquel que entregó Su vida por nosotros. Quien rogó al Padre para que no les tome en cuenta lo que le estaban haciendo.
No te hagas prisionero de ti mismo.
Que el Dios de toda carne te bendiga en este hermoso tiempo recordatorio de Pascua.