Una de las construcciones más asombrosas del mundo hecha por el hombre es sin lugar a dudas la Gran Muralla China. Fue construida durante el periodo de muchos siglos, primordialmente durante la Dinastía Ming (1368-1644), su propósito era impedir que entraran los invasores, incluyendo a los fieros y crueles mongoles. Es difícil imaginarnos una barrera de defensa que se extienda miles y miles de kilómetros, y que tenga una altura de varios pisos.
Así pues, para todos los que la hemos visto -aunque sea en fotos o en internet- la Gran Muralla China se ha convertido en un símbolo de protección y seguridad. ¡Oh, si pudiéramos protegernos de nuestros enemigos con un escudo como ese!
Sin embargo, dicen los entendidos en la materia, que la muralla no es tan buena como la pintan, y tiene sus deficiencias. ¿Entonces cuál es la razón por la que se cree es inexpugnable?, algunos periodistas occidentales y escritores patrióticos chinos la han romantizado y exagerado. La verdad está centrada en tres razones:
1.- La Gran Muralla China no mantiene una continuidad en su construcción. El hecho es que se han descubierto numerosos segmentos de la muralla que generalmente van, aunque no necesariamente, de Este a Oeste, pues el problema estriba que fueron construidos durante varias dinastías.
2.- Se cree que la muralla tiene más de 2,000 años de antiguedad, pero eso no es cierto. Algunos segmentos menores se construyeron durante la Era de los Estados Guerreros (403-221), pero los segmentos más impresionantes y mayores fueron construidos hace unos 500 ó 600 años.
3.- Por último, una fuente tras otra afirma que la Gran Muralla se puede ver desde la luna. ¿y cómo llegaron a esa conclusión? un escritor occidental lo sugirió, y muchos otros escritores lo han repetido. Pero no es cierto. En realidad, sí se puede ver desde los satélites y las naves espaciales, pero no desde la luna.
Entonces, vemos que este sistema de defensa tiene sus deficiencias, pues al fin y al cabo quien lo hizo fue el hombre. Sin embargo, hay un sistema de defensa que es continuo, es seguro, es eterno y se puede comprobar desde muy lejos, además no es una afirmación romantizada. Es continuo, impenetrable e invencible. DIOS es nuestra fortaleza:
Salmo 18.1-2: Mi Señor, mi fortaleza, ¡yo te amo!. Mi señor y Dios, tú eres mi roca, mi defensor, ¡mi libertador!. Tú eres mi fuerza y mi escudo, mi poderosa salvación, mi alto refugio ¡En ti confío!.
Por tanto, nuestro enemigo por excelencia no puede violar sus poderosas murallas. Por fe confiamos en las promesas de Dios, el cual no nos permite que seamos destruidos por fieros dardos ni flechas encendidas. Las acusaciones falsas, las palabras airadas, los ataques sutiles o las fieras tentaciones no puden subyugar SU FORTALEZA.
Sí, es cierto, estamos más seguros en Jesucristo que en cualquier otro lugar del universo. Por eso te animo a que cuando las tormentas y los vientos te asedien te refugies en la fortaleza más segura que existe, y que está a tu alcance, es JESUCRISTO. Acude siempre a Él, nunca falla... ¡Ah, y no es puro romanticismo!... a lo largo de nuestra vida, y hasta la fecha, lo hemos comprobado.
Publicado por Ps. Félix Jara
(*) Tomado y adaptado de Nuestro Andar Diario.
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