En anteriores ocasiones, en el blog hemos hecho un análisis de la vida de este gran reformador de la fe. Para esta oportunidad, seguiremos una línea de pensamiento diferente y tocaremos las "estaciones o paraderos" de la vida de Martín Lutero. Esta sólo es la introducción al tema principal.
Y es que la vida de Martín Lutero es como un camino lleno de paisajes coloridos y hermosos, el cual el caminante puede extasiar la vista del alma e inspirarse, pero también el andante se puede encontrar con sombras y cielos oscuros.
Es que así es el hombre, a veces centrado, lógico e inspirador, pero a veces es contradictorio y sorpresivo.
Cuando el lector mira la vida de Martín Lutero puede encontrar la valentía, el arrojo y un hombre con principios sólidos y firmes que nos enseñan como un hombre de Dios debe de ser: temeroso y fiel al Señor, consecuente y firme a sus principios.
Pero también vemos el otro lado del camino: los defectos, cuando exhorta a los príncipes a actuar con dureza contra los campesinos que reclaman sus derechos y un mejor trato.
Su parte oscura, cuando con lágrimas su prójimo: Zwinglio, le extiende su mano en señal de amor y amistad, a pesar de sus discrepancias, y Lutero no responde igual; apreciándose en él falta de tolerancia, y sólo intransigencia, y el lector se pregunta ¿Dónde está el respeto y el amor al prójimo?
Pero Lutero siempre será el hombre que supo luchar contra el statu quo en tiempos que eran difíciles en los cuales fácilmente se podría perder la vida.
Martín Lutero nos ha dejado un tesoro invalorable.
Que Dios lo tenga en su gloria.
Bendiciones.
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