EL PACTO DE DIOS

EL PACTO DE DIOS: "El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos, y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas, los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de muros caídos, restaurador de casas en ruinas" Isaías 58.11-12

domingo, 18 de marzo de 2012

Cuando las promesas deben cumplirse

Pierre Cambronne (1770-1842), oficial francés, había sido un promiscuo bebedor. Una vez, estando ebrio, ofendió gravemente a su oficial superior siendo condenado a treinta años de prisión. 

Sin embargo, pasado el tiempo y con esto el enojo del oficial agraviado, se compadeció de él, y lo dejo en libertad con la condición de que no volviera a beber.

Muchos años después, estaba Cambronne con un amigo suyo que le ofreció una copa de cogñac, quien le dijo: "Vamos hombre, que ha transcurrido mucho tiempo y nadie se acuerda ya del pasado... ¡Sólo un trago".

La respuesta de Cambronne fue inmediata: "¡Nunca más! Se lo prometí al general".

La anécdota de este oficial francés del ejército de Napoleón Bonaparte, nos recuerda lo que escribió el gobernante más sabio que ha existido sobre la faz de la tierra, nos referimos al rey Salomón, en el libro de Eclesiastés: 

Eclesiastés 5:4-5  Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas,  y no que prometas y no cumplas.

Con esto se nos recuerda que debemos de ser cuidadosos con lo que prometemos, y más aún cuando la promesa está dirigida a Dios, nuestro SUPERIOR. Si bien es cierto, la referencia bíblica se relaciona a lo que le aseguramos a Dios hacer en nuestras vidas, también se entiende que esta enseñanza se extiende al desarrollo de nuestro quehacer diario en el hogar, en el trabajo, en la universidad, en la iglesia.

En consecuencia, debemos de cumplir cuando le hacemos una promesa a nuestros cónyuges, a nuestros hijos, a nuestros superiores en el trabajo, o nuestros profesores cuando debemos de entregar una tarea en la universidad.

Por ello es que debemos de ser prudentes con lo que decimos. Y es que la prudencia debería de ser una de las cualidades representativas de nuestro carácter, y  evidentemente, esto se debe de manifestar en nuestro lenguaje. El libro de los Proverbios es uno de los libros que más enseñanzas tiene al respecto, como por ejemplo:

Proverbios16:21  El sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber. 

Que la prudencia sea una de las marcas que caracterize nuestra conducta, más aún cuando nos acercamos a Dios para hacerle una promesa.

Ps. Félix Jara

Que Dios bendiga a ti y tu familia.

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